El consumo masivo, los deseos y la voluntad

Actualmente vivimos en una economía de libre mercado, esto básicamente quiere decir que cada quien es libre de vender y comprar lo que guste con más bien pocas restricciones por parte del Estado, quien ya no maneja, sino que más bien tan solo regula algunos productos, precios (para evitar cartelización), condiciones de ventas, impuestos, etc.

Los clientes cuentan con su libre albedrío para comprar y consumir lo que sus bolsillos les permita, siendo el dinero la principal restricción en la mayor parte de los casos.

Esto hace que los comercializadores de productos de consumo busquen crecer en gran escala y para eso se necesita masificar el producto, llegar y vender a millones de personas y esa es una tarea difícil. Para esto las empresas buscan quebrantar la voluntad del público abriendo el deseo instintivo humano, el que es más fácil de persuadir. La mente suele ser muy compleja, pero más abajo tenemos latentes nuestras emociones y deseos, los segundos más instintivos y animales que los primeros, y son acá donde muchos mensajes van dirigidos, quebrantando los muros y conceptos que la mente construye como ideales (planes, proyectos, meta, ejercicio, estudios, etc.) y lo remplaza por la compra o consumo de algo que genera placer inmediato, un impulso, algo a lo que no le podemos decir que no (a nuestro propio animal).

Es así como los avisos comerciales, publicidad, medios físicos y digitales, música, televisión y todo aquel que está en la industria del consumo masivo busca dominar por medio del placer y el gusto a cada persona, dirigiendo sus mensajes al animal del humano, a sus deseos, a su instinto, por eso se usan imágenes y colores muy sugestivos, palabras perfectamente planeadas y puestas minuciosamente en el tamaño color y fuente ideal ¿para qué? para que le den ganas, ganas de comer, fumar, beber, viajar. Abrir el deseo es despertar a Lucifer, fuerza que es mejor dominar y no dar rienda suelta ya que es esta fuerza la que nos da el poder o nos vuelve siervo de quien maneje nuestros propios deseos.

 

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